Los pequeños productores ganaderos del norte de la Patagonia han sufrido fuertemente el impacto de la erupción del Volcán Puyehue y una sequía de extraordinaria duración (mas de 7 años). Como toda emergencia, existe urgencia y necesidad de resolver los problemas de estos productores cuanto antes. La mayoría de ellos perdió buena parte de su capital hacienda y por ende su principal fuente de ingresos. Esto agrava una situación históricamente mala, donde estos productores, muchos de ellos Comunidades de Pueblos Originarios, enfrentan varios problemas estructurales.
En primer lugar, disponen de una cantidad de terreno que es pequeña para la escala tradicional de la ganadería. Sumado a que las tierras están severamente degradadas y la desertificación es un problema que no para de crecer. El problema se agrava en campos ubicados en zonas "secas", de bajas precipitaciones. La cantidad de lluvia es una limitante para todo ganadero siempre que no se aprovechen las aguas de escurrimiento, los pequeños mallines, los cursos de agua. En muchos lugares las cuencas han perdido su capacidad de regulación y el agua que llueve desaparece rápidamente sin infiltrar en el suelo y sin que pueda ser utilizada por los pobladores. Por otro lado, los sistemas ganaderos corrientes son de baja rentabilidad y no le permiten al productor una seguridad económica. Sus productos se venden sin una diferenciación, en muchos casos con problemas de escala.
Las estrategias de ayuda al sector han apuntado en buena parte al corto plazo y la inmediatez. Esto es, suministrar insumos, recursos, capital, para tratar de frenar el desarraigo, conservar a los productores en su lugar y evitar la emigración a las ciudades, especialmente de los jóvenes. El resultado de esta estrategia es desalentador, ya que trata los síntomas de los problemas, dejando vigentes sus causas. Todo esfuerzo que se realice por tratar de reponer un sistema productivo que no es viable es muy posible que sea poco efectivo.
En momentos en que se analiza como intervenir para apoyar a estos productores, aquí van algunas ideas que pueden ser de utilidad para diseñar estrategias diferentes, capaces de dar resultados.
› Hay que desarrollar capacidades para mejorar la toma de decisiones. Todo proyecto debe garantizar prioritariamente un proceso de aprendizaje e innovación de los mismos productores y sus organizaciones. Esto implica, invertir en educación, experimentación, comunicación, para generar modos más eficientes y creativos de usar los recursos disponibles.
› Toda propuesta debe incluir necesariamente la regeneración de los pastizales. No hay futuro en ecosistemas enfermos, donde no funcionan los ciclos vitales, como el ciclo del agua, el ciclo de nutrientes, la captación de energía solar, y donde la biodiversidad está disminuyendo. Esto implica necesariamente mejorar el manejo del pastoreo, administrando los recursos del campo de una manera inteligente y planificada. La regeneración de los pastizales, incluyendo la rehabilitación de antiguos mallines salinizados o erosionados, es la única manera de poder aumentar las cargas animales. Este proceso es a su vez necesario cuando se piensa en la sustentabilidad económica de los productores. La regeneración de los pastizales puede evaluarse objetivamente, utilizando estándares que certifiquen una mejora en los campos.
› Aumentar la facturación por animal (cabra/oveja) al máximo. Esto implica manejar conceptos modernos de nutrición animal y mejoramiento genético, para poder lograr el mayor ingreso posible por cada animal en el campo. Esto ya está sucediendo en Patagonia, con las Comunidades Mapuches, que aumentaron sustancialmente su producción carnicera con el aporte de ovejas doble propósito a partir del proyecto BID de apoyo a productores afectados por el Volcán Puyehue. Una mejora genética aumentó rápidamente sus valores de señalada y el precio al que vendían sus lanas*.
› Comenzar a manejar el agua. La tecnología de manejo hidrológico de campos ya está en la zona**, y puede utilizarse para cosechar agua en cualquier ambiente. Esta tecnología australiana nos permite acumular agua en represas en volúmenes que admiten su uso para bebida de animales y también para pequeñas áreas de riego.
› Diversificar la producción. Teniendo agua disponible, es posible incorporar en el futuro pequeños polos agrícolas en la matriz extensiva, para asegurar la alimentación de las comunidades y generar ingresos no tradicionales y empleos de calidad. Un enfoque de agricultura en pequeña escala, no convencional, con principios de Permacultura, brindaría una mejora notable en la calidad de hábitat, en los costos de vida, y en la cantidad de productos logrados.
› Organización para procesar y comercializar. A medida que aumentan la cantidad de corderos, la cantidad y calidad de lana y pelo, y aparecen productos no convencionales, se requieren organizaciones eficientes, capacitadas, que permitan coordinar la oferta y facilitar el acceso al mercado. Llegar con productos de una agricultura regenerativa a distintos mercados es algo que se puede diferenciar y valorizar. El apoyo de las políticas públicas para desarrollar estos instrumentos y encontrar los nichos de mercado adecuados es esencial.
La problemática de los pequeños productores de Patagonia (como en otros lugares del país) es un desafío a nuestra capacidad e imaginación. El asistencialismo no nos llevó a ninguna parte. Pequeñas mejoras individuales en un sistema que no es viable tampoco. Se requiere desarrollar, comenzando por sitios puntuales, un modelo disruptivo, completamente distinto, que sea capaz de revertir la desertificación, generar productos de calidad en cantidades mayores, y generar una calidad de vida en el campo que permita el desa-rrollo de las familias y las comunidades, ofreciendo oportunidades a los jóvenes.
No hacerlo equivale a un desastre ambiental y a un genocidio cultural. Como sociedad tendremos muchos problemas no resueltos, pero no tenemos mucho tiempo más para la indiferencia o las excusas.
*Se recibieron un total de 7500 ovejas MPM. Las mismas se repartieron entre 149 productores. La señalada promedio fue del 77.7%. De los campos que tenían Merino tradicional, la señalada del MPM fue de 79,5% vs 69,9% del tradicional.
Las lanas se vendieron a través de la red Ovis21. Se colocaron 16.950 kg, de 20.4 micras de finura promedio, % de rinde de 55.9, % vegetal de 1%, y largo de mecha de 102,9 mm . Los productores recibieron neto 58 AR$ por kilo.
**Keyline Design, Yeomans, P.A. (1954)